Un grupo de científicos se encargo de determinar qué había pasado con una serie de cuerpos hallados en Drawsko Pomorskie, Polonia.
En la localidad se encontraron cuerpos que tenían rocas sobre su boca o incluso una hoz sobre el cuello, todo para que no resucitarán como "vampiros".
La creencia popular indicaba que estas personas habían muerto en extrañas circunstancias, por lo que podrían volver a la vida para alimentarse del resto.
Ahora, en 2014, un estudio de la Universidad de Alabama indicó que estos cuerpos del siglo XVI y XVII fueron personas que padecieron enfermedades como el cólera.
Los científicos afirman que la creencia de que estas personas eran vampiros sólo se debía a la falta de conocimiento, la que se traducía en estos rituales mortuorios como precaución para la población.
Lesley Gregoricka, a cargo del estudio, afirmó que "la gente no entendía mucho sobre el mundo que les rodeaba, por ejemplo, no tenían ninguna comprensión científica de las enfermedades infecciosas, las que eran un tema importante durante este tiempo. Existía la peste negra y también múltiples oleadas de cólera en Oriental Europa".
Sobre la hoz en el cuello de los cadáveres, la doctora Gregoricka explicó que esto era porque "se pensaba que al colocar la hoz en el cuello, si el fallecido efectivamente, se transformara en un vampiro y intentase levantarse de su tumba, la afilada hoja eliminaría la cabeza y evitaría que ese individuo pudiese atacar a los demás. Esto fue visto como una restricción física", afirma.
Por otra parte, la roca puesta en la mandíbula correspondía a que "situándose por debajo de la barbilla la mandíbula cerrada no sería capaz de morder o comer en la vida".