Especialistas arqueólogos se han topado con un hallazgo increíble en la ciudad polaca de Gliwice. Y es que durante las obras de construcción de una carretera han hallado una tumba con cuatro esqueletos que
podrían pertenecer a personas consideradas como vampiras.
La disposición de los cráneos, colocaddos entre los esqueletos de las piernas, podría considerarse un indicio de que pertenecen a individuos acusados de vampirismo, dado que la creencia popular de la localidad sostiene que colocando todos los huesos de dicha forma se impedía a un posible vampiro alzarse tras la muerte y encontrar su regreso a la tierra de los vivos.
Dicha práctica era bastante habitual en las tierras eslavas durante los siglos posteriores a la introducción de la religión cristiana, aseguran los historiadores polacos. Además, los vampiros, lejos de la concepción habitual que encontramos en las películas en la que aparecen reflejados como unas auténticas fieras, lo cierto es que eran bastante comunes. Y es que bastaba un gesto correspondiente al respeto de tradiciones paganas, como dejar comida en las tumbas de los familiares, para poder ser acusados de vampirismo, lo que los exponía al ahorcamiento o la decapitación.
Pese a que los expertos especulan con que los cuerpos podrían haber sido enterrados en el siglo XVI, afirman que realmente es muy difícil de decir cuando fue llevado a cabo el entierro de los cuerpos, tal como recoge el diario estadounidense Huffingtonpost.