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la tenebrosa "Casa de las muñecas" de Valparaíso

Cerca de 400 muñecas miran a través de los vidrios de una enorme casa en Valparaíso, ubicada en una esquina en el centro de la ciudad porteña.
Se trata de la “Casa de las muñecas”, una gran residencia que alberga cientos de estos juguetes en sus ventanas, techo y pequeño balcón. La casa suele provocar miedo y perturbar a quienes la observan, puesto que las muñecas que lucen en ella son antiguas, están usadas y ‘miran’ directamente a los transeúntes.
Es así como muchos locatarios prefieren cruzar por otro lado, caminar rápido o simplemente no mirar, especialmente por un enorme muñeco vestido con el uniforme de la Escuela N°3 Santa Ana de Valparaíso, que figura sobre el balcón.
Sin embargo, a pesar de las teorías que apuntan a que dentro de la casa ‘reside un brujo’ o que ‘está maldita’, la verdad detrás de estas muñecas se aleja del terror y evoca a la tristeza.
Luis Arredondo perdió a su hija, Josefina del Carmen Arredondo, hace cuatro años. Desde el momento de su muerte, el padre se esforzó en cumplir el último deseo de su pequeña, dueña de las casi 400 muñecas. “Me pidió que dejara las muñecas en la ventana cuando ella muriera. Sin saber que ella se iba a morir primero”, expresó el porteño a Chilevisión.
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Es así que, junto a su deseo, el hombre decidió colocar los juguetes en la ventana en ‘espera del regreso de la niña’, al igual que su habitación que se encuentra cerrada desde su fallecimiento. “Ella es la única que puede abrir la puerta”, expresa el porteño y expresa: “pienso que mi hija va a llegar”.
“Son todos los niños chicos que ella tenía”, dice mostrando la puerta del dormitorio de Josefina, en donde aún figura una Minnie colgada en la entrada.
Las leyendas sobre la ‘maldición de las muñecas’ comenzaron no sólo por los juguetes, sino que además por la ocupación de Luis, quien es tarotista. No obstante, el hombre descarta totalmente que su ocupación tenga relación con la brujería y sostiene que las muñecas están ahí sólo por cumplir el deseo de su hija muerta.

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