"Este volumen maldito, cuya sola lectura provoca la locura y el suicidio, es una invención de H. P. Lovecraft para el universo terrorífico de sus Mitos de Cthulhu. Del "Necronomicón", por supuesto, nunca llegamos a conocer el contenido porque nadie ha sobrevivido para revelarlo.
Se rumorea persistentemente que alberga saberes arcanos y hechizos de brujería que permiten entablar contacto con seres alienígenas de malignos poderes, los Antiguos. Expulsados en tiempos inmemoriales de nuestro planeta por practicar la magia negra, estos seres yacen aletargados en el espacio a la espera de una oportunidad de apoderarse del mundo, que ya una vez fue suyo.
Lovecraft se divirtió escribiendo una minuciosa historia del "Necronomicón" y sus traducciones con tal lujo de detalles bibliográficos que algunos lectores han creído ciegamente en su existencia, y ciertos anticuarios estafadores han fingido que poseían un ejemplar, poniéndolo a la venta para incautos.
La broma bibliófila comienza por el nombre mismo del autor, un supuesto poeta árabe loco llamado Abdul Al Hazred. En realidad, se trata de un apodo infantil del propio Lovecraft, inspirado por los cuentos de "Las mil y una noches". Al Hazred es un guiño al inglés "all has read", «el que todo lo ha leído».
Los relatos de "Los mitos de Cthulhu" son pródigos en avisos sobre las consecuencias funestas de leer el "Necronomicón". Se nos advierte que en la Edad Media, debido a su influencia, sucedieron hechos espantosos, y el libro fue condenado por la Iglesia en el año 1050.
Siempre según la versión de Lovecraft, pese a las maldiciones se imprimió una traducción al latín del libro sacrílego en la España del siglo XVII. Subsistirían cuatro ejemplares de esa edición, uno en el Museo Británico, otro en la Biblioteca Nacional de París, otro en Harvard, y el último en la ficticia Universidad estadounidense de Miskatonic, en la también ficticia ciudad de Arkham.