"No tengo una reputación que defender".
- Roman Polanski
El mal ha tenido muchos rostros a lo largo de la historia, seguramente ha tenido facciones que ni siquiera nos imaginamos, ya sea que imaginemos que éste precede al hombre o que se origina a partir de la figura humana; hablamos de dicha representación incluso en los rasgos personales de un cuerpo o una actitud característica en nuestra sociedad, por ejemplo, de grandes dictadores o de asesinos seriales. En este caso, uno de los más comentados (y también más estudiados) es Charles Manson y su personificación del terror que es capaz de infundir el mismo hombre.
- Roman Polanski
El mal ha tenido muchos rostros a lo largo de la historia, seguramente ha tenido facciones que ni siquiera nos imaginamos, ya sea que imaginemos que éste precede al hombre o que se origina a partir de la figura humana; hablamos de dicha representación incluso en los rasgos personales de un cuerpo o una actitud característica en nuestra sociedad, por ejemplo, de grandes dictadores o de asesinos seriales. En este caso, uno de los más comentados (y también más estudiados) es Charles Manson y su personificación del terror que es capaz de infundir el mismo hombre.
De entre todas las tropelías que este sujeto cometió, quizá la más famosa y trágica sea aquella que tuvo lugar en el hogar de Roman Polanski en Beverly Hills, tomando la vida de todos quienes estuvieron ahí, empezando por la bella Sharon Tate. Siempre se ha creído que esta actriz de los años 60 halló su sufrimiento final al ser apuñalada 16 veces por el séquito siniestro de Manson, pero ella se enfrentó al sufrimiento real desde que decidió unir su vida con Polanski.
Sharon nació en Dallas durante 1943 y su belleza le hizo una de las mujeres más reconocidas de la época, tuvo una corta pero reconocida carrera como modelo y actriz en Norteamérica hasta que el destino la tomó por sorpresa, dirigiéndola a las manos de una perdición con apellido polaco. Actualmente, hay estudios e investigaciones que muestran distintas teorías acerca de la vida que ella padeció al lado del famoso director y el impacto que esta tuvo: su muerte.
De acuerdo a Ed Sanders y su libro “Sharon Tate: A life”, la joven estrella vivió una existencia tortuosa desde mucho tiempo antes; después de haber ganado importantes concursos de belleza, fue víctima de una violación por parte de un soldado que la pretendía y esto marcó quizá, el inicio de muchos complejos o inseguridades en su persona. Entre las consecuencias obvias de este percance, también se encuentra la relación extremadamente violenta que llevó con Phillipe Forquet, actor francés de aquel entonces.
Al vivir por un periodo en Londres fue que conoció a Roman Polanski y éste le conquistó perdidamente; era la primavera cuando la relación de ambos dio inició en un marco de excesos característicos de esos años donde el sexo y las drogas tomaban un papel principal en la vida de muchos famosos y jóvenes. Todo pintaba muy normal dados los ardides de la década, pero según varias anécdotas, la actitud salvaje del polaco hacia la chica modelo cada vez era mayor y destructiva.
Se cuenta, y documenta gracias a Sanders, que Polanski la obligaba a tener sexo rudo o a participar de orgías con gente desconocida para filmarla y poder presumir después estos videos con su grupo de amigos, quienes luego podían ser partícipes también de actos sexuales que involucraran el sometimiento de Tate. Inclusive, se especula la participación de una secta satánica en estas reuniones, lo cual podría hilar un poco más los terribles actos que finalizaron con la vida de varios en la residencia de Cielo Drive en un futuro. Así transcurrieron los días de estos magníficos y enormes ojos bajo el dominio absoluto de un cineasta que cada día es más polémico.
Muchos opinan que la actriz mantenía ese matrimonio por sus constantes miedos al rechazo y una ferviente ilusión por tener un nombre reconocido en la industria, de tal forma que una familia de peculiares prácticas ponzoñosas nunca se detuvo; mucho menos en el domicilio que se convertió en la última morada de Sharon: el 10050 de Cielo Drive. Como antesala a una serie de eventos trágicos, Tate finalmente descubrió estar embarazada y se envolvió en acaloradas discusiones con Roman al respecto, quien insistía rotundamente en que se interrumpiera la gestación y al no ver una respuesta favorable a sus demandas decidió viajar a Londres dando la espalda a la situación.
Fue durante este viaje que entra la macabra intervención de Manson, un tipo enfermo que soñaba con ser músico algún día y que mantenía buena relación con Terry Melcher y Rudy Altobelli, productores que prometían convertirlo en un artista famoso, pero a final de cuentas nunca lograron o en realidad nunca se lo propusieron. Manson, envuelto en cólera por esto y ya con varios seguidores de sus ideas o interpretaciones bélicas y catastróficas del mundo, ordenó a su llamada “familia” ir a casa de Melcher y asesinar a todos los presentes como una especie de venganza y detonante para su ideología.
El problema era que Melcher ya no radicaba en ese lugar conocido por Manson, sino que ahora era ocupado por la familia Polanski, quien le rentaba esas instalaciones al aclamado productor. Los fanáticos adeptos del clan se dirigieron a dicha dirección y cumplieron con su mandato; aunque no hallaron por ningún lado a Terry, se dispusieron a aniquilar a quien se cruzara por su camino, y esos fueron una Sharon Tate parcialmente abandonada por su marido y a los amigos de ésta: Jay Sebring, Abigail Folger, Steven Parent y Voyteck Frytowski.
Sharon Tate murió a manos de este grupo enfermo después de recibir varias puñaladas en la espalda y ser estrangulada junto a Sebring, quien fue hallado con una cuerda al cuello que le unía por esa misma parte de la modelo embarazada. Sharon es, entonces, ese lamentable episodio en la vida de un director que al parecer guarda una mente más retorcida de lo que pensábamos (de ser ciertas estas investigaciones) y el vestigio de una mujer que, presa de sus sueños y de un mundo competitivo a la vez que cruel, no supo distinguir lo que le haría bien de aquello que terminaría por destruirla. Es el retrato de una víctima que, hasta cierto punto, sostuvo el mismo cuchillo con el que terminaría su vida.
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Referencia:
New Republic
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New Republic
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